Ajedrez para la salud mental

Ajedrez por Colombia es un proyecto que nace en la localidad Puente Aranda de Bogotá con el objetivo de acercar el ajedrez a la comunidad, enseñando este deporte de destreza mental a las vecinas y vecinos.

El proyecto tiene como finalidad cuidar el bienestar emocional y la salud mental de las personas, y hace parte de los 300 proyectos apoyados por la Secretaría Distrital de Salud para ampliar la cultura de la salud en la ciudad.

Te invitamos a conocer más sobre la organización y su proyecto.

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Por la soberanía alimentaria, el trabajo de la organización Maya

Promover la salud y prevención de enfermedades a nivel individual y colectivo, es el objetivo de la organización Maya, de la localidad de Chapinero. Se trata de uno de los 300 proyectos de iniciativa comunitaria que desarrolla la ciudadanía de la mano de la Secretaría Distrital de Salud.

A través de actividades comunitarias con huertas urbanas, las personas fortalecen sus conocimientos en seguridad y soberanía alimentaria,  mantenimiento agroecológico, uso y manejo de las plantas, actividad física, para la creación de entornos saludables, que coadyuven en la mejora de la salud emocional, física y ambiental. 

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La Salud mental, más allá que un problema 

La Secretaría Distrital de Salud, desde su estrategia de participación, TIPS Bogotá, apoya y acompaña 300 proyectos de iniciativa comunitaria desarrollados por organizaciones ciudadanas. Los temas tratados alrededor de estos proyectos son diversos, porque se busca ampliar la visión sobre salud, a partir de las propuestas innovadoras que trabaja la ciudadanía para el cuidado propio, colectivo y territorial.

Una de esas iniciativas la desarrolla la organización Psicología y Familia, cuyo enfoque es la salud menta y el bienestar emocional de la comunidad y, particularmente de las y los jóvenes de la localidad de Rafael Uribe Uribe. Edwin Ardila, representante de la organización envió una columna de opinión sobre el tema para seguir aportanto al debate de necesidad de poner en la agenda pública y en acciones concretas el cuidado de la salud mental.

Por Edwin Camilo Ardila Parra, psicólogo representante de la organización Psicología y Familia. 

Soy un ciudadano común, pero me interesa entender qué es lo que lleva a las personas a procrastinar su deseo de asistir a psicoterapia, y de querer cuidar su salud mental. Me he dado cuenta de que existen miedos a ser cuestionados, por pensamientos o imaginarios como “yo solo puedo salir del problema”, “más que nadie soy quien conoce lo que debo hacer”, “yo no estoy enfermo y mucho menos loco”, o “ir al psicólogo es muy costoso”. 

Estas ideas no solo se van a quedar en la mente de la persona que las afirma, sino que llegan a otros espacios colectivos o comunitarios e inciden en la creación de representaciones sociales, es decir, se posicionan en la sociedad sobre lo que es la salud mental y cómo debe cuidarse. 

En Bogotá, este fenómeno debe ser observado con detenimiento para saber abordarlo; y solamente lo podremos hacer si empezamos a desarrollar acciones específicas locales y distritales. 

El Eje 1 de la Política Pública de Salud Mental 2015- 2025, el componente 3 de Comunicación y Divulgación, habla de la importancia de transformar representaciones y prácticas sociales en torno a la salud mental; su objetivo es “pocisionar nuevas comprensiones de la salud mental en el Distrito Capital desde un concepto positivo que permita la transformación de imaginarios, representaciones y prácticas sociales instauradas frente a la salud mental asociada a la enfermedad y el trastorno.”  

Suena magnifico en la política pública, pero al detallar el documento técnico vemos que no cuenta con un diagnóstico que sustente este este componente, como tampoco se tiene en cuenta que la salud mental no es solo, ansiedad, estrés, depresión, ideación y conducta suicida, sino que hay muchos otros trastornos mentales que disminuyen la calidad de vida de las personas. Desde lo público se debe pensar: ¿Qué estamos haciendo para implementar acciones que transformen estos imaginarios sobre la salud mental? 

Aunque existe la política no hay interés en implementarla. El documento de la política de Salud Mental lleva 8 años y aún no es un decreto distrital, apenas es un acuerdo de voluntades del cual no conocemos su nivel cumplimento o el seguimiento y evaluación que se esté haciendo.  

Entonces, ¿cómo voy a invitar a cambiar los imaginarios de las personas frente a su salud mental, cuando ni siquiera el Estado está haciendo algo frente a esto? Debemos empezar a focalizar nuestra atención en una comunicación como proceso y no solo como medio de información que transmite lo mal que podemos estar, sino que actué en pro de una transformación cultural que se piense desde el bienestar cognitivo, emocional y relacional en Bogotá.  

¿Qué son los diálogos ciudadanos?

TIPS, Territorios de innovación y participación en salud, es una estrategia de gestión territorial, que invita a la ciudadanía a colaborar en la búsqueda de alternativas innovadoras para dar respuesta a las necesidades y expectativas en salud, lo cual lleva de manera directa a la afectación de los determinantes sociales de la salud; en este marco  durante el  2021 la Dirección de Participación Social – SDS, desarrollo los “Diálogos ciudadanos del cuidado” en las 20 localidades del distrito con objetivo de promover un continuo diálogo de saberes con quienes viven el territorio, con actores sociales, líderes y entidades que permitiera tener una visión compartida de la salud y desarrollar estrategias y agendas sociales para el cuidado de la vida.   

Abril fue el inicio de los Diálogos Ciudadanos

Los primeros y segundos diálogos se llevaron a cabo entre los meses de abril y mayo de 2021 y tuvieron como propósito facilitar un espacio social que permitiera actualizar, visibilizar, e identificar problemáticas en los territorios, en el marco de los determinantes sociales, el buen vivir y el cuidado. Como resultado de estos encuentros y a través de un ejercicio de votación los participantes priorizaron por localidad situaciones que a su parecer requieren pronta atención a nivel institucional y social. (ver matriz consolidado problemáticas – DPSGTYT – SDS) 

Dando continuidad a este proceso, durante Septiembre y Octubre, se desarrollaron los terceros y cuartos diálogos por localidad, los cuales se orientaron a recoger propuestas comunitarias a la luz de las priorizaciones realizadas, identificando los actores asociados a estas(ver matriz consolidada propuestas comunitarias  – DPSGTYT – SDS), para así dar paso al cuarto diálogo, donde se reconocieron las respuestas existentes a cada una de las priorizaciones, tanto desde el sector salud, como desde otros sectores. 

Los resultados de los 4 diálogos se convierten, entonces en la base que orienta la consolidación, posicionamiento y gestión de las agendas sociales del cuidado por localidad, las cuales se configuran en instrumento de planeación y gestión de las comunidades en el territorio para ir avanzando hacía transformaciones positivas del mismo. 

Durante el desarrollo de los 4 diálogos se contó con la participación análoga y virtual 2872 personas de las 20 localidades. 

Primer capítulo de la serie ‘Al Fogón’: hablemos de huertas urbanas

‘Al Fogón, un encuentro de saberes’, hace parte de la estrategia de participación del Modelo Territorial de Salud ‘Salud a Mi Barrio’. En este primer capítulo te acercarás a las historias de la Huerta Aschircales y la huerta Comunitaria La Angelita. Junto a ellas y ellos,  se realizó un ejercicio de co-creación, teniendo en cuenta sus saberes y su relación con los alimentos, las buenas prácticas para la salud y la seguridad alimentaria.

Agradecimiento especial a: Alexander Tenjo Laverde, Ana Elvira Tenjo Laverde, Luisa Fernanda Martínez y  Jonathan David Hernández Pinto.

 

¿Y después de la pandemia qué?

Es   común   escuchar   personas   que   quisieran  borrar  el  año  2020  de  sus  vidas,  dicen  que  fue  un  tiempo  perdido  y  añoran  el  retorno  a  la  normalidad,  incluso  algunos  hacen  planes  para  “cuando  pase  la  pandemia…”.  Pero  a  un  año  de  que el COVID-19 llegara a Colombia, vale la pena recordar  que  en  esa  “normalidad”  añorada  ya  existían  varias  afectaciones  a  la  salud  humana  que merecían atención y una alerta, porque también  mataban  a  miles  de  personas  al  año.  Por  ejemplo,  según  la  Secretaría  Distrital  de  Salud,  en  el  año  2019  más  de  2.000  personas  murieron  por  enfermedades  producidas  por  la  mala  calidad de aire de la ciudad, de acuerdo con el periódico El Espectador.  

Durante  el  año  2020  el  COVID-19  copó  los  titulares  de  la  agenda  mundial;  sin  embargo,    las    llamadas    enfermedades    crónicas    no-congénitas   lograron   volver   al   escenario   público  cuando  se  demostró  que  las  personas  con  comorbilidades  tenían  más  posibilidades  de  sufrir  complicaciones si se contagiaban del nuevo  virus,  como  lo  concluyó  la Organización  Panamericana de la Salud en su informe denominado COVID-19  y  comorbilidades  en  las  Américas.  Esta  fue  una nueva alerta para que los sistemas de salud  en  el  mundo  se  preguntaran  cuáles  eran  sus apuestas para hacer promoción de la salud y  prevención  de  la  enfermedad  en  todos  los  entornos de la vida cotidiana. Sin  embargo,  la  alerta  parece  haberse  desvanecido.   

Mientras  la  ciudadanía  y  los  medios  de  comunicación han centrado su atención en el incremento de camas UCI en Bogotá o en la llegada  de  las  vacunas,  han  sido  menos  las  voces  que  llaman  a  potenciar  las  estrategias  territoriales para la salud de la ciudadanía.  Hay  una  fuerte  resistencia  a  reconocer  el  vínculo entre las dinámicas sociales y ambientales y las enfermedades  que  padecen  miles  de habitantes de Bogotá, desde las cardiovasculares  y  respiratorias  hasta  algunos  tipos  de  cáncer  y  la  aparición  de  enfermedades  de  origen animal. En Bogotá, por ejemplo, la proliferación  de  gases  tóxicos  del  relleno  Doña  Juana  en  la  localidad  de  Ciudad  Bolívar,  ha  generado  que  las  personas  que  viven  cerca  al  basurero  sufran  enfermedades  respiratorias,  afectaciones en los ojos y la piel, y problemas digestivos.       

Lo   anterior   evidencia   la   relación   entre   la   salud humana y la del planeta. En el año 2008, la Organización Mundial de Salud (OMS) explicó  que  las  condiciones  sociales  y  ambientales  influyen de manera determinante en el estado de salud de los seres humanos. La no disposición de alimentos saludables, el mal manejo de las basuras, la tala de árboles y la urbanización, entre  otras,  profundizan  las  condiciones  que  producen  enfermedad  y  muerte.   

María  Neira,  directora de salud y medio ambiente de la OMS habla  de  ‘One  Health  –  Una  sola  salud’,  para  explicar la conexión de la salud humana con la ambiental y la animal. “Muchas veces, la rotura  de  esa  barrera  entre  el  animal  y  el  humano  tiene que ver también con un estrés ambiental que ha provocado cambios”.   Entonces,  al  disminuir  el  riesgo  y  la  velocidad  de  contagio  por  el  COVID-19,  y  volver  a  la  “normalidad”,  uno  de  los  riesgos  a  los  que  se  enfrenta  la  humanidad  es  considerar  que  este  fue  un  fenómeno  aislado  y  que  no  va  a  volver  a  ocurrir.  El  reto  consiste  en  hacer  una  pausa  y pensar en acciones colectivas que tengan en cuenta  que  la  vida  humana  está  interconectada  con  la  vida  del  planeta  y  las  otras  especies  que  lo  habitan,  solo  así  se  podrá  impedir  una  nueva pandemia. 

¡Una nueva realidad es posible! 

Si  se  reconoce  que  la  salud  humana,  la  ambiental y la animal es una sola, como lo ha mencionado  anteriormente  la  OMS,  se  podrá  aceptar  que  es  necesario  pactar  nuevas  formas  de  relacionamiento  entre  la  humanidad  y  el  espacio que habita. Precisamente, de eso se trata el Nuevo Contrato Social y Ambiental para el Siglo XXI  que  ha  propuesto  la  actual  administración  Distrital, liderada por la alcaldesa Claudia López.  

De  hecho,  ya  están  ocurriendo  cambios.  En  el  año  2020,  la  Dirección  de  Participación  Social de la Secretaría Distrital de Salud, identificó más de 200 organizaciones ciudadanas, de  ambientalistas,  mujeres,  LGBTI,  étnicas,  jóvenes,  biciusuarios,  entre  otras,  que  están  trabajando  en  las  diferentes  localidades  de  Bogotá formulando proyectos por la salud  de sus territorios.     

Después  de  la  pandemia  es  posible  construir  otra realidad. Justamente, la estrategia de Pro-motores del Cuidado de la Secretaría Distrital de Salud,  ha  capacitado  a  más  de  40.000 personas en Bogotá sobre la premisa del cuidado y el co-cuidado para construir territorios saludables. Lo urgente ahora, es que cada ciudadano y ciudadana  reconozca  el  rol  que  desempeña  para  garantizar la vida propia y la del planeta. 

Centro de Salud Manuela Beltrán: Un sueño que se hace realidad

“Estoy muy satisfecha al ver que lo que ha sido durante mucho tiempo un sueño hoy es una realidad gracias a la persistencia de la comunidad”, expresa Carmen Fernández, vocera de la veeduría al Centro de Salud Manuela Beltrán. Después de 20 años se materializa el centro de salud para esta zona de la localidad de Ciudad Bolívar, con el que se espera atender a más de 40 mil personas.  

La falta de voluntad política, trámites administrativos y problemas con la ubicación fueron algunos de los obstáculos que tuvo que enfrentar la comunidad. La veedora expresa que lo más enriquecedor de este seguimiento ha sido el trabajo en equipo de cada una de las personas que hacen parte de la veeduría. “Hay compañeras que se han dedicado al cuidado de la obra y hablan constantemente con los funcionarios, otras mantenemos comunicación con la Secretaría y la Subred. Nos hemos sostenido en el tiempo y nos hemos capacitado para hacer una buena veeduría, con las denuncias y los aportes pertinentes”.  

Fernández asegura que ahora los esfuerzos de la veeduría se centrarán en exigir y hacer seguimiento a la calidad de la atención. Les preocupa que no haya servicio las 24 horas teniendo en cuenta que en la zona se presentan constantemente problemas por violencia. Este centro de salud no solo atendería al barrio Jerusalén, sino que también deberá cubrir los barrios de San Francisco, Perdomo y las comunas 4 y 6 del municipio de Soacha.  

El Centro de Salud Manuela Beltrán contó con una inversión de $19.030 millones y será la primera de estas obras que funcionará con energía renovable. En un área de 2.418 metros cuadrados contará con 17 consultorios, 4 unidades odontológicas, imagenología, toma de muestras, sala de procedimientos, sala ERA y dispensación de medicamentos.

Primer capítulo de la serie ‘Al Fogón’: hablemos de huertas urbanas

‘Al Fogón, un encuentro de saberes’, hace parte de la estrategia de participación del Modelo Territorial de Salud ‘Salud a Mi Barrio’. En este primer capítulo te acercarás a las historias de la Huerta Aschircales y la huerta Comunitaria La Angelita. Junto a ellas y ellos,  se realizó un ejercicio de co-creación, teniendo en cuenta sus saberes y su relación con los alimentos, las buenas prácticas para la salud y la seguridad alimentaria.

Agradecimiento especial a: Alexander Tenjo Laverde, Ana Elvira Tenjo Laverde, Luisa Fernanda Martínez y  Jonathan David Hernández Pinto.