Usme ya cuenta con un Observatorio en Salud Ciudadano

Con el objetivo de generar propuestas para mejorar la garantía del derecho a la salud en Usme, el Comité de Participación Social en Salud (COPACOS) de esta localidad creó el Observatorio Social en Salud. Un espacio ciudadano que busca incidir en la toma de decisiones de la Administración Distrital y fortalecer la participación ciudadana.    

Este Observatorio tendrá diferentes tareas que, de acuerdo con José Pachón, vocero de este espacio, están enfocadas en dos acciones fundamentales: la primera es traducir la información estadística que presentan las instituciones encargadas de la prestación del servicio de salud, como la Secretaría de Salud, las EPS o IPS, a un lenguaje mucho más cercano a la ciudadanía.
La segunda, es contrastar la información institucional con la recopilada en el Observatorio en torno a la calidad de vida de las personas y las problemáticas que afrontan para acceder a la salud. A partir de esos hallazgos, buscan generar un diálogo directo con la institucionalidad, presentar propuestas de mejora o construir conjuntamente soluciones para las y los habitantes de Usme.   

Precisamente, para obtener un primer diagnóstico de la situación de salud de las y los habitantes de esta localidad, el Observatorio realizó una encuesta de seguimiento de las acciones en salud. En este ejercicio participaron 123 personas y se buscó identificar la facilidad con la que acceden al sistema de salud.  


El desplazamiento para citas médicas
es una de las barreras de acceso más fuertes en la localidad de Usme

Uno de los resultados de esta encuesta es que el 72% de las personas encuestadas deben salir de la localidad para asistir a una cita médica. Aunque la muestra es pequeña, el resultado no está muy alejado de las barreras de acceso que constantemente denuncia la ciudadanía. De hecho, en el más reciente Diálogo Interlocal de las localidades del sur de Bogotá (Usme, Ciudad Bolívar, Tunjuelito y Sumapaz), que adelantó la Secretaría Distrital de Salud donde se escuchó a la ciudadanía sobre las principales problemáticas en salud de sus localidades, las y los participantes priorizaron las barreras geográficas o los desplazamientos extensos para obtener atención en salud, como uno de los principales retos.

El reto del Observatorio es ambicioso, pero aseguran que una vez logren identificar las situaciones particulares de las y los habitantes de Usme, esperan que se puedan encontrar soluciones concretas para su localidad.

«El Observatorio nos permite entender los impactos que genera el relleno de Doña Juana, el manejo de agroquímicos en el sector rural, el no cuidado de las fuentes hídricas. Es decir, si no entendemos nuestro territorio, ¿cómo proponemos respuestas?»

Expresa José Pachón.

Primer capítulo de la serie ‘Al Fogón’: hablemos de huertas urbanas

‘Al Fogón, un encuentro de saberes’, hace parte de la estrategia de participación del Modelo Territorial de Salud ‘Salud a Mi Barrio’. En este primer capítulo te acercarás a las historias de la Huerta Aschircales y la huerta Comunitaria La Angelita. Junto a ellas y ellos,  se realizó un ejercicio de co-creación, teniendo en cuenta sus saberes y su relación con los alimentos, las buenas prácticas para la salud y la seguridad alimentaria.

Agradecimiento especial a: Alexander Tenjo Laverde, Ana Elvira Tenjo Laverde, Luisa Fernanda Martínez y  Jonathan David Hernández Pinto.

 

¿Y después de la pandemia qué?

Es   común   escuchar   personas   que   quisieran  borrar  el  año  2020  de  sus  vidas,  dicen  que  fue  un  tiempo  perdido  y  añoran  el  retorno  a  la  normalidad,  incluso  algunos  hacen  planes  para  “cuando  pase  la  pandemia…”.  Pero  a  un  año  de  que el COVID-19 llegara a Colombia, vale la pena recordar  que  en  esa  “normalidad”  añorada  ya  existían  varias  afectaciones  a  la  salud  humana  que merecían atención y una alerta, porque también  mataban  a  miles  de  personas  al  año.  Por  ejemplo,  según  la  Secretaría  Distrital  de  Salud,  en  el  año  2019  más  de  2.000  personas  murieron  por  enfermedades  producidas  por  la  mala  calidad de aire de la ciudad, de acuerdo con el periódico El Espectador.  

Durante  el  año  2020  el  COVID-19  copó  los  titulares  de  la  agenda  mundial;  sin  embargo,    las    llamadas    enfermedades    crónicas    no-congénitas   lograron   volver   al   escenario   público  cuando  se  demostró  que  las  personas  con  comorbilidades  tenían  más  posibilidades  de  sufrir  complicaciones si se contagiaban del nuevo  virus,  como  lo  concluyó  la Organización  Panamericana de la Salud en su informe denominado COVID-19  y  comorbilidades  en  las  Américas.  Esta  fue  una nueva alerta para que los sistemas de salud  en  el  mundo  se  preguntaran  cuáles  eran  sus apuestas para hacer promoción de la salud y  prevención  de  la  enfermedad  en  todos  los  entornos de la vida cotidiana. Sin  embargo,  la  alerta  parece  haberse  desvanecido.   

Mientras  la  ciudadanía  y  los  medios  de  comunicación han centrado su atención en el incremento de camas UCI en Bogotá o en la llegada  de  las  vacunas,  han  sido  menos  las  voces  que  llaman  a  potenciar  las  estrategias  territoriales para la salud de la ciudadanía.  Hay  una  fuerte  resistencia  a  reconocer  el  vínculo entre las dinámicas sociales y ambientales y las enfermedades  que  padecen  miles  de habitantes de Bogotá, desde las cardiovasculares  y  respiratorias  hasta  algunos  tipos  de  cáncer  y  la  aparición  de  enfermedades  de  origen animal. En Bogotá, por ejemplo, la proliferación  de  gases  tóxicos  del  relleno  Doña  Juana  en  la  localidad  de  Ciudad  Bolívar,  ha  generado  que  las  personas  que  viven  cerca  al  basurero  sufran  enfermedades  respiratorias,  afectaciones en los ojos y la piel, y problemas digestivos.       

Lo   anterior   evidencia   la   relación   entre   la   salud humana y la del planeta. En el año 2008, la Organización Mundial de Salud (OMS) explicó  que  las  condiciones  sociales  y  ambientales  influyen de manera determinante en el estado de salud de los seres humanos. La no disposición de alimentos saludables, el mal manejo de las basuras, la tala de árboles y la urbanización, entre  otras,  profundizan  las  condiciones  que  producen  enfermedad  y  muerte.   

María  Neira,  directora de salud y medio ambiente de la OMS habla  de  ‘One  Health  –  Una  sola  salud’,  para  explicar la conexión de la salud humana con la ambiental y la animal. “Muchas veces, la rotura  de  esa  barrera  entre  el  animal  y  el  humano  tiene que ver también con un estrés ambiental que ha provocado cambios”.   Entonces,  al  disminuir  el  riesgo  y  la  velocidad  de  contagio  por  el  COVID-19,  y  volver  a  la  “normalidad”,  uno  de  los  riesgos  a  los  que  se  enfrenta  la  humanidad  es  considerar  que  este  fue  un  fenómeno  aislado  y  que  no  va  a  volver  a  ocurrir.  El  reto  consiste  en  hacer  una  pausa  y pensar en acciones colectivas que tengan en cuenta  que  la  vida  humana  está  interconectada  con  la  vida  del  planeta  y  las  otras  especies  que  lo  habitan,  solo  así  se  podrá  impedir  una  nueva pandemia. 

¡Una nueva realidad es posible! 

Si  se  reconoce  que  la  salud  humana,  la  ambiental y la animal es una sola, como lo ha mencionado  anteriormente  la  OMS,  se  podrá  aceptar  que  es  necesario  pactar  nuevas  formas  de  relacionamiento  entre  la  humanidad  y  el  espacio que habita. Precisamente, de eso se trata el Nuevo Contrato Social y Ambiental para el Siglo XXI  que  ha  propuesto  la  actual  administración  Distrital, liderada por la alcaldesa Claudia López.  

De  hecho,  ya  están  ocurriendo  cambios.  En  el  año  2020,  la  Dirección  de  Participación  Social de la Secretaría Distrital de Salud, identificó más de 200 organizaciones ciudadanas, de  ambientalistas,  mujeres,  LGBTI,  étnicas,  jóvenes,  biciusuarios,  entre  otras,  que  están  trabajando  en  las  diferentes  localidades  de  Bogotá formulando proyectos por la salud  de sus territorios.     

Después  de  la  pandemia  es  posible  construir  otra realidad. Justamente, la estrategia de Pro-motores del Cuidado de la Secretaría Distrital de Salud,  ha  capacitado  a  más  de  40.000 personas en Bogotá sobre la premisa del cuidado y el co-cuidado para construir territorios saludables. Lo urgente ahora, es que cada ciudadano y ciudadana  reconozca  el  rol  que  desempeña  para  garantizar la vida propia y la del planeta. 

Centro de Salud Manuela Beltrán: Un sueño que se hace realidad

“Estoy muy satisfecha al ver que lo que ha sido durante mucho tiempo un sueño hoy es una realidad gracias a la persistencia de la comunidad”, expresa Carmen Fernández, vocera de la veeduría al Centro de Salud Manuela Beltrán. Después de 20 años se materializa el centro de salud para esta zona de la localidad de Ciudad Bolívar, con el que se espera atender a más de 40 mil personas.  

La falta de voluntad política, trámites administrativos y problemas con la ubicación fueron algunos de los obstáculos que tuvo que enfrentar la comunidad. La veedora expresa que lo más enriquecedor de este seguimiento ha sido el trabajo en equipo de cada una de las personas que hacen parte de la veeduría. “Hay compañeras que se han dedicado al cuidado de la obra y hablan constantemente con los funcionarios, otras mantenemos comunicación con la Secretaría y la Subred. Nos hemos sostenido en el tiempo y nos hemos capacitado para hacer una buena veeduría, con las denuncias y los aportes pertinentes”.  

Fernández asegura que ahora los esfuerzos de la veeduría se centrarán en exigir y hacer seguimiento a la calidad de la atención. Les preocupa que no haya servicio las 24 horas teniendo en cuenta que en la zona se presentan constantemente problemas por violencia. Este centro de salud no solo atendería al barrio Jerusalén, sino que también deberá cubrir los barrios de San Francisco, Perdomo y las comunas 4 y 6 del municipio de Soacha.  

El Centro de Salud Manuela Beltrán contó con una inversión de $19.030 millones y será la primera de estas obras que funcionará con energía renovable. En un área de 2.418 metros cuadrados contará con 17 consultorios, 4 unidades odontológicas, imagenología, toma de muestras, sala de procedimientos, sala ERA y dispensación de medicamentos.

Lanzamiento capitulo II Paz y reconciliación de la serie al Fogón

Este martes 25 de abril presentamos en la Feria del Libro de Bogotá el segundo capítulo de nuestra serie web ‘Al Fogón’, en el cual se relata la historia y apuestas de dos organizaciones ciudadanas que, con el apoyo de la Secretaría de Salud, contribuyen al cuidado de la salud mental, la construcción de memoria y la construcción de paz.

Los invitamos a ver el capitulo 2 en el siguiente enlace 

Al Fogón – Capítulo II Paz y reconciliación.

También te invitamos a ver el primer capítulo de Al Fogón  sobre huertas urbanas, en la que se cuenta las historias de la Huerta Aschircales y la huerta Comunitaria La Angelita! 

‘Al Fogón, un encuentro de saberes’ – 1er capítulo

¡No te los puedes perder!

Nuestro Ciclo de Cuidado, un asunto de ciudad

En promedio, las niñas, mujeres, hombres trans, personas no binarias y personas intersexuales que menstrúan lo hacen cerca de 60 días al año, y si en promedio esta etapa dura cerca de 40 años, durante toda su vida, las personas que menstrúan tendrían de 480 a 500 períodos.

Es decir que se trata de un proceso biológico que, en Bogotá, vive más de la mitad de la población, sin embargo, históricamente la menstruación ha estado envuelta en un manto de tabús y estigmas, que han hecho que las personas que menstrúan se enfrenten a diario con toda clase de barreras culturales, sociales y de atención que impiden que tengan garantizado su derecho a la salud y a una vida digna. Por ejemplo, de acuerdo con la encuesta Pulso Social del DANE (2021) ante la pregunta: “¿Durante el último mes ha tenido usted dificultades económicas para adquirir los elementos necesarios para atender su periodo menstrual?”,

Bogotá se ubica en el quinto lugar de veintitrés ciudades con mayoría de mujeres menstruantes que respondieron “sí”. Estas vulneraciones fueron estudiadas por la Corte Suprema de Justicia, que en el año 2019emitió la Sentencia T-398 y el Auto 0001 de 2020en respuesta a la necesidad de diseñar una política pública territorial sobre higiene menstrual y personas con experiencias menstruales en calle, haciendo referencia al déficit en procesos educativos y en infraestructura que causa en las mujeres en general, ausentarse de sus actividades cotidianas mientras finaliza el tiempo de menstruación.

Como respuesta a estas problemáticas, normalizadas en la sociedad, desde la Alcaldía Distrital de Bogotá se construyó la Estrategia de Cuidado Menstrual, líderada por la Secretaría Distrital de la Mujer y en donde la Secretaría Distrital de Salud tiene acciones que buscan contribuir a la comprensión de la menstruación como un indicador de salud, a partir de la transformación de esas barreras, ya mencionadas, que enfrentan las personas que menstrúan, para ello creamos la estrategia Nuestro Ciclo de Cuidado que tiene por objetivos:

• Sensibilizar sobre la importancia del cuidado menstrual y proporcionar artículos para el sangrado en la menarquía.

• Investigar enfermedades asociadas al ciclo menstrual.

• Adaptar la infraestructura física e institucional para que las personas puedan vivir dignamente su menstruación.

• Contribuir en la búsqueda de información sobre el ciclo menstrual y las condiciones de personas que menstrúan.

• Mejorar la atención en salud de las niñas, mujeres, hombres trans, personas no binarias e intersexuales que menstrúan.

Primer capítulo de la serie ‘Al Fogón’: hablemos de huertas urbanas

‘Al Fogón, un encuentro de saberes’, hace parte de la estrategia de participación del Modelo Territorial de Salud ‘Salud a Mi Barrio’. En este primer capítulo te acercarás a las historias de la Huerta Aschircales y la huerta Comunitaria La Angelita. Junto a ellas y ellos,  se realizó un ejercicio de co-creación, teniendo en cuenta sus saberes y su relación con los alimentos, las buenas prácticas para la salud y la seguridad alimentaria.

Agradecimiento especial a: Alexander Tenjo Laverde, Ana Elvira Tenjo Laverde, Luisa Fernanda Martínez y  Jonathan David Hernández Pinto.